Durante muchos años científicos de todo el mundo se han preparado para enfrentar una amenaza que por ahora es muy lejana, pero que algún día podría ser real. Cada mes, los astrónomos logran detectar varios asteroides de pocos metros de diámetros que pasan entre la Tierra y la Luna.
También, cada día nuestro planeta recibe el impacto de meteoros, que son pequeños fragmentos de asteroides de alrededor de un metro, y que causan estelas brillantes que vemos como estrellas fugaces. La gran mayoría de estos bólidos se desintegran antes de llegar a la superficie gracias a la atmosfera de nuestro planeta.
Pero aquellos objetos mayores de 30 metros podrían causar daños considerables si traspasan la atmósfera.
Según la NASA, se considera a un objeto potencialmente peligroso si orbita a 7,5 millones de kilómetros de la Tierra y tiene más de 140 km de diámetro.
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