Se está convirtiendo rápidamente en algo imprescindible para todos los salones de clase aprovechar las redes sociales para comunicarse con las familias y otras aulas, involucrando a los demás en la vida de los estudiantes. Si bien, simplemente publicar fotos “divertidas” es un comienzo, está novedad desaparece rápidamente y, como resultado, debemos pensar más críticamente sobre cómo nos comunicamos a través de las redes sociales.
Como maestra de segundo grado que facilita un aula centrada en el estudiante, ahora creo que el uso que hacemos de las redes sociales es una oportunidad para que los estudiantes participen en el tipo de aprendizaje en el que pueden prosperar y gritar su historia al mundo.
1- Oportunidades genuinas de ciudadanía digital.
En otoño de 2012, me gustó la idea de Twitter, pero la idea de que las redes sociales se infiltrarán en mis clases era un poco aterradora. Así que desarrollé un tablero de Twitter análogo y cada estudiante escribía sus tweets todos los días en tiras de oraciones.
Un mes más tarde, me di cuenta del valor que había en que los estudiantes compartieran su trabajo con más que solo aquellos que estábamos en el salón de clases. Entonces, me animé a crear una cuenta de Twitter bajo mi nombre, con la intención de permitir que los estudiantes la utilizaran. Sin embargo, en lugar de darles inmediatamente control total, y posiblemente afectar negativamente todas nuestras huellas digitales, nos preparamos a través de un programa de entrenamiento de ciudadanía digital. A través de lecciones, íbamos otorgando cierta libertad y responsabilidad (la misma técnica utilizada en mi clase para otras materias) para ir sistemáticamente dejando las “riendas de las redes sociales” en manos de los estudiantes.
Al principio, aunque todo este proceso me resultaba incómodo (por decir lo menos), comprendí que estaba perjudicando a mis alumnos al no ayudarlos a desarrollar sus huellas digitales en un entorno genuino. Al final, mi nivel de comodidad fue menos importante que sus experiencias en redes sociales.
Qué hacemos en mi salón de clases: Este otoño, los estudiantes en nuestro salón completaron el programa de entrenamiento de ciudadanía digital. Mis alumnos tuvieron que aprobar siete reglas de ciudadanía digital antes de que les diera acceso a nuestras cuentas como “Tweeter del día” e “Instagrammer del día”. Para llevar esto un paso más allá, también tuve padres que vinieron una noche para aprender sobre el programa de entrenamiento de ciudadanía digital. Así es, un programa de entrenamiento de redes sociales para padres, donde mis alumnos eran maestros, ayudaron a sus padres a configurar sus cuentas y les enseñaron sobre todo desde los retweets hasta los hashtags de nuestro distrito.
2- Publicar para el mundo es algo poderoso.
Cuando permitimos a los estudiantes escribir y compartir su trabajo con el mundo, de repente su trabajo se vuelve más valioso. Los estudiantes siempre harán su peor letra cuando saben que la única persona que finalmente la verá es su maestro. ¿Cuántas tareas en las aulas se completan únicamente para el maestro como requisito del plan de estudios?
Además, si bien compartir nuestras historias con el mundo es invaluable, hay algo que decir con simplemente usar las redes sociales que te permite compartir tu historia más allá del pasillo. El educador Canadiense George Couros me desafío a usar nuestra cuenta de una manera que se pudiera conectar nuestro salón no solo con el mundo, sino también con otros salones en nuestra escuela. Aquí es donde nació el hashtag de nuestra escuela “#Legacyk5”.
Qué hacemos en mi salón de clases: Mis estudiantes ahora publican con ese hashtag, sabiendo que nuestro director, maestros anteriores, futuros maestros y otros miembros del personal verán su trabajo. Cuando mis alumnos tuitean, escriben en el blog o publican en nuestra cuenta de Instagram, comparten su trabajo con miles de seguidores. Hay una presión positiva y casi competitiva al saber que su trabajo será visto por sus padres, otros salones de clase de todo el mundo, amigos, nuestro director y expertos. Lo mejor de todo es que intensifican su juego porque tienen una audiencia auténtica para compartir su trabajo.
3- Crear la marca del salón de clases.
De acuerdo a los educadores Joe Sanfelippo y Tony Sinanis, la marca puede definirse como “La práctica de marcar la creación de un nombre, símbolo o diseño que identifica y diferencia un producto de otros”. En los últimos años, esta idea de darle una marca a nuestra escuela o salón de clases se ha convertido en el algo extremadamente valioso, ya que promueve la transparencia al pintar una imagen precisa y viva de lo que está sucediendo. Sin embargo, en realidad, la mayoría de las veces los educadores son los que cuentan estas historias. En última instancia, lo que más debe importar es cómo se sienten los estudiantes acerca de sus experiencias. Las redes sociales han permitido que mis alumnos compartan nuestros sucesos en el aula a través de sus ojos, les ha brindado la oportunidad de establecer y compartir la cultura de nuestro salón y nuestra escuela, y finalmente crear nuestra marca.
Qué hacemos en mi salón de clases: Al entregar los dispositivos de la clase que están conectados a nuestras cuentas de redes sociales, literalmente les doy el control a mis alumnos para cultivar nuestra marca. Tenemos una regla en nuestra aula para compartir solo imágenes y el trabajo de los estudiantes que participan o toman decisiones inteligentes. Además, mis alumnos comienzan cada día con una publicación introductoria (generalmente una selfie o una foto conmigo) y escriben su nombre en cada publicación para que nuestros seguidores sepan quien escribe ese día. Día a día y mes con mes, están compartiendo el trabajo que consideran importante desde el interior de nuestras cuatro paredes.
El cielo es el límite.
Las oportunidades que mis alumnos han tenido a raíz de Twitter superan con creces los riesgos asociados a crearles una cuenta principal. En Noviembre del año pasado, mis estudiantes tuvieron la oportunidad de hablar vía Google Hangout con Brad Waid mientras él estaba trabajando en Hong Kong, China. Seguirlo en Twitter hace dos años nos llevó a esta hermosa relación que nos permite seguir su viaje por todo el mundo. Él ha traído nueva cultura, conocimiento y experiencia a nuestro salón de clases. Brad ha sido un increíble experto que se ha conectado con mi salón de clases una y otra vez.
En enero, mis estudiantes fueron invitados a hacer un Hangout de Google para conversar sobre ciudadanía digital con el #DigCitSummitUK. Mis estudiantes se convirtieron en oradores globales debido a su sobresaliente trabajo en nuestras cuentas de redes sociales. Para mí como maestro fue un gran orgullo.
Las redes sociales están sucediendo. Contigo o sin ti. Las lecciones que mis alumnos aprenden al tomar las riendas de las redes sociales terminan mejorando todo su trabajo, tanto dentro como fuera de la escuela. Y seamos honestos… ¿no preferiría que sus alumnos escribieran la historia de su salón de clases en lugar de otra persona?
Este artículo fue publicado originalmente en EdSurge.com por la profesora Kayla Delzer.
Traducido y adaptado por: Omar García
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